El cuarto es frio, solo hay una
pequeña cama, si es que se le puede llamar así, en donde estoy sentada, la
única ventana que hay esta hasta arriba de una de las paredes, podría escapar
por ahí pero es demasiado pequeña para que yo pase por ella, las paredes están
muy viejas, el suelo está lleno de polvo y la única salida es una puerta de
hierro que está cerrada con llave, no hay nada más en la habitación.
Muero de frio, la chaqueta, los
guantes y la bufanda no me cubren del frio, la única iluminación es la ventana
por donde se ve la luna llena, todo es obscuro apenas y logro distinguir bien
el cuarto.
La puerta se abre y yo me arrincono
en la esquina.
Un señor se abre paso poco al cuarto,
es alto y es lo único que distingo por la obscuridad, cierra la puerta, siento
su mirada en mí desde la puerta, se lo que vendrá después, lo he visto muchas
veces en películas, me violara o peor me matara. Pero él no se ha movido, sigue
parado en el mismo lugar solo observándome.
-Que quieres, que te he hecho? –
grito, necesito que haga algo, esto me altera más.
Un sonido gutural es lo único que
tengo de respuesta, y sé que no obtendré más que eso.
-No necesito nada mas de ti – habla
por fin, su voz es de un tono autoritario y frio – tengo todo lo que necesito
gracias a tu teléfono.
Mi teléfono?, si tan solo quería mi teléfono
me lo hubiese robado sin tener que secuestrarme.
-Pero ahora que lo pienso bien, podrías
ayudarme en lo que tengo en plan – y lo veo sonreír, es una sonrisa maliciosa y
que ya había visto antes.
Estoy perdida, el jamás me dejara en
paz.
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Narras tú:
Las diez de la mañana es lo que veo
en la pantalla de mi celular. La cama aún sigue vacía, no está Justin, me
levanto con cuidado de la cama y me dirijo al cuarto de baño para tomar un baño.
Después de tardar una eternidad para
escoger que ponerme salgo de mi habitación y me dirijo al piso de abajo, en
donde solo el sonido de la televisión es audible.
En la sala no hay nadie, solo el
televisor tiene vida. La cocina no está vacía cuando voy a ella. Una chica de
pelo castaño y con rulos pasea de un lado a otro abriendo gavetas y la
refrigeradora de vez en cuando. Aun no me ha visto.
Me siento en el desayunador mientras
la observo.
-Mama? Sabes dónde puede estar el
cereal? – pregunta sin voltear a verme.
-Posiblemente esté en la segunda
puerta a la derecha del gabinete de arriba – contesto tratando de contener la
risa.
Ella voltea y deja de hacer lo que
estaba haciendo y viene a mí con los brazos abiertos. Es bueno tener a alguien
con quien poder hablar. La había extrañado, era prácticamente la hermanita
menor que jamás tuve.
-Te dije que estaría aquí antes de
que tú estuvieras despierta. – comento mientras se soltaba de mi abrazo.
En ese momento entro Pattie a la
cocina con la cara sonrojada debido al frio. Pronto empezaría nevar.
-Esta señorita me despertó en la
madrugada con mis maletas ya hechas solo porque necesitas de ella – sonrió,
amaba a mi suegra, era la mejor.
-Gracias, no era necesario – respondí
con la garganta seca.
Baje de la silla en donde me hallaba
sentada y me dirigí a abrazar a Pattie.
-Tendremos mucho de qué hablar, es
la mejor solución – me dijo mientras me abrazaba.
Hablar. Eso sonaba bien, pero sabía
que sería un día lleno de lágrimas, ya había perdido a una madre ahora tendré
que perder a un padre. Nada de eso me gusta para nada.
-Deja las charlas mama, primero hay que
comer que yo me muero de hambre – dijo Romina mientras volvía a buscar el
cereal.
Pattie dejo de abrazarme y fue
directo a Romina.
-Déjame eso a mí, tu ve a apagar la televisión
y ve a despertar a tu hermano, que de seguro debe tener hambre – Justin estaba acá?
Pero dónde? No estaba en la cama cuando me desperté.
-Donde durmió Justin? – le pregunte
a Pattie mientras me sentaba de nuevo en la silla.
-Cuando venimos estaba en el sillón durmiendo,
lo tape con una manta para que no tuviera mucho frio – me dijo mientras me
pasaba una taza con chocolate caliente.
-Hace cuánto vinieron? – pregunte dando
un sorbo a mi bebida.
-Hace como una hora, nos abrió Henry
si preguntas, iba a buscar a Selena y Cedric pregunto si lo acompañaba. – había
dejado de hacer el desayuno mientras me contaba.
-sabes Pattie, tengo un mal
presentimiento sobre esto – le confesé.
-cariño yo también y eso no me gusta
nada – y continuo haciendo el desayuno.
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La dama estaba en una habitación blanca
de nuevo pero esta vez no se hallaba en una oficina, se hallaba en una suite de
un hotel, ella se hallaba en la mesa de comedor mientras leía el periódico del día.
El titulo era que una celebridad había desaparecido misteriosamente cuando
aterrizaba en Ontario, Canadá.
La señora cargaba un conjunto azul
marino, muy elegante y mientras terminaba de leer el artículo agarro su celular
y marco un número. A la par de donde ella se encontraba se hallaba un diario,
en el que se podía ver una foto de una pareja que se daba un beso. La chica era rubia y el chico tenia un pelo castaño obscuro y ambos compartían una piel blanca.
-Luke, te dije que era a la otra, no
a Gómez! – dijo ella por el teléfono con tono severo mientras le hablaba al
hombre en la otra línea.
-No me interesa si solo es… - pero
por lo visto a la dama el hombre la callo – Ya te he dicho que yo te pago
porque lo hagas, y no te pagare por haber secuestrado a la persona equivocada.
La señora se puso de pie y se dirigió
al balcón que había en la habitación.
-Te doy 48 horas, no más, la quiero
a ella. – y la dama colgó sin más. Se dirigió a la mesa y agarro el diario y lo cerro dejando atrás la foto de los adolescentes en ella.