viernes, 18 de octubre de 2013

Cap. 73 "La mujer y el anciano"


Narras tu:

“-Me mudare – el no reacciono en seguida pero cuando lo hizo me vio a los ojos
-a d..dónde? – pregunto el, estaba asustado
Al final estaba segura, gracias a Justin pude darme cuenta de que aquí la pasaría mejor ya que tendría los recuerdos que pasamos juntos. – Aquí – le dije decida
-Porque?! – grito, ya no me abrasaba, podía notar que sus lágrimas estaban a punto de salir – ya no me amas?, justo en uno de los momentos más felices de mi vida me lo dices?
-Te amo, pero no te lo quería decir así – le dije pero él no quería escucharlo, antes de salir corriendo me dijo
-Así como? – me pregunto enojado – Esperabas que no me partiera el corazón y que todo se solucionaría?
No le respondí, yo no quería nada de eso”

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“Estaban abrasados mientras el cielo se iluminaba por los fuegos artificiales.  

-Hare todo lo que pueda, pero recuerda que yo siempre te amé y siempre lo hare – te aferraste a mas a él.
-yo igual, Justin, lindo, Te amo, gracias por todo, lindo, no cambies y suerte – lo besaste
-Algún día volveremos a vernos – dijo el viéndola a los ojos, tratando de no llorar
-y Ese día otro de mis sueños se volverán realidad – las lágrimas no paraban de salir”

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“-Día duro? – me pregunto Justin mientras se acercaba
-Están empezando - le dijo con voz queda mientras me sentaba en la cama
-Entonces vele el lado positivo - me dijo con una sonrisa, me acuesto boca abajo y le tiro una almohada
-Porque me hace esto?! - grito desesperada y con lágrimas en los ojos
-Quieres hablar? -Justin me pregunta mientras se sienta a mi lado.
-Te burlaras de mi – le dije aún bajo la almohada - así que vete

-Solo quiero arreglar nuestros problemas y jamás haría eso – Porque diablos Justin era tan tierno? Necesitaba uno de sus abrazos así que lo abrace.”

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“-Te encuentras bien? – me pregunto Justin entregándome un Hot-dog (perro caliente) – te vez pálida.
Ahora que lo mencionaba me sentía un poco mareada pero sabía que era por haber estado corriendo mientras reía, siempre me pasaba y luego de tomar algo se me quitaba. Justin me veía con pena y podía jurar que si no le respondía llamaría a alguien por ayuda.

-Estoy bien solo necesito algo de agua – le dije sonriendo.

Justin me entrego mi bebida, le di unos cuantos sorbos a mi te, siempre sabía que me gustaba, él era tan dedicado, cuando regrese de su gira prometo estar más dedicada a Justin, se lo merece y además está cumpliendo su promesa, la de volver a enamorarme.”

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“-Porque Justin, esa es la excusa Justin? –pregunte con los ojos llorosos.- Porque ellos y  no nosotros?

-Creí que ya no lo querías más, me refiero como algo más – dijo mi tía Madeleine  fríamente, lucharía por lo que sonaba porque eso es lo que me había enseñado mi padre.

-Haces todo sin preguntarme! – Le grite a mi tía con todo lo que tenía dentro, ya no la soportaba.”

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“-Estoy perdidamente enamorada de ti – Me dijo Justin a unos milímetros de mi boca.

-eso es bueno porque yo estoy aún más perdidamente enamorado de ti -  le dije y lo bese demostrándole todo el amor que le tenía.

Escuchamos que la puerta se abría lentamente y me aleje de Justin pero luego me percate de quien era y le agarre de la mano.”


“Lo último que recuerdo es la cara de muchas personas agobiándome, flashes, gritos, lagrimas, y una noticia. Mi padre tenía cáncer cerebral

Todo es negro unos minutos más tarde y cuando siento que estoy consiente solo escucho un sonido, PIP, PIP, como si estuviera en un hospital, me cuesta abrir mis ojos, así que no lo hago. Un fuerte dolor me hace gemir, mi cabeza está a punto de explotar.”

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El fuerte dolor de cabeza fue lo que me hizo despertar, había soñado todos los recuerdos que había perdido, sabía que tenía gotas de sudor por la frente, hacía calor, las sabanas que me cubrían las hice a un lado y me toque la frente, estaba empapada. Mi garganta pedía a gritos que la refrescaran, necesitaba bajar a la cocina inmediatamente.

En la cocina no había nadie, encendí la luz  que estaba al costado de las escaleras y busque entre los gabinetes un vaso para llenarlo con agua. Después de haber refrescado mi garganta volví a subir a la habitación, Justin no estaba ahí, había ido a buscar a su tal amiga Selena. Vi la hora del reloj que colgaba en la sala. Marcaba las 12:18 minutos de la madrugada.

No estaba del todo de acuerdo cuando Justin me dijo que la iría a buscar porque la madre de Selena había llamado ya que no le contestaba el teléfono. Había dicho que había desaparecido, que se supone que ella tenía que haber venido a visitarnos pero nunca lo hizo. La última vez que la madre de Selena hablo con su hija fue cuando aterrizo en el aeropuerto y de ahí nada.

Me enoje con Justin porque me iba a dejar sola por ir a buscar a una chica que yo ni siquiera conocía y se iba a llevar a Henry!. Pero ahora que recordaba todo quería reírme, porque estaba celosa, celosa de que Selena me pudiese quitar a mi hombre. Necesitaba reírme y eso hice.

Subí a la habitación y encendí la luz, agarre el celular que se hallaba en la mesita de noche y busque el número de Romina, necesitaba hablarle a alguien que no fuera Justin. Marque el número y antes de poder colgar porque recordé de que probablemente ella estuviera durmiendo, contesto.

-Si? – Desde el otro lado de la línea la voz hablaron

-Ro? Estas despierta? – estúpida pregunta pensé, claro que esta despierta porque tú la has despertado.

-_________? Estas bien? – su voz sonaba mejor, eso quería decir que estaba prestándome atención y no estaba tan dormida – Espera… recuerdas algo? Es por eso que me llamas?

-Hola Ro, ya te extrañaba, estoy bien y emm si recuerdo creo que todo, acabo de hacerlo mientras dormía y bueno quería hablar con alguien que no fuera Justin, tu sabes necesitaba hablar contigo. – sentía como las lágrimas se asomaban en mis ojos, mi voz se iba yendo poco a poco por lo mismo de que quería llorar.

-Pasa algo? Quieres que vaya para allá? Puedo tomar un vuelo ahora mismo si eso quieres, quieres? – dejar todo solo para consolarme? No, no ella tenía su vida, yo podría arreglármelas sola. - ________, sé que en este momento estás pensando en decirme que no, pero ya estoy arreglando mis maletas. Iré a Canadá, no te preocupes yo me arreglo sola. Descansa estaré ahí cuando despiertes, si te quiero.

-Gracias Ro, no tenías, no tienes por qué venir..
-Claro que tengo que ir, necesitas ser feliz. – y diciendo eso ultimo colgué sin despedirme. Apague la luz y me volví a dormir.


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Narro yo:

La mujer con traje elegante subía el ascensor, se miraba en el espejo y retocaba su maquillaje, se colocó de nuevo los lentes oscuros y sonrió, pero no de esas sonrisas que le mostraba a  la gente que enamoraban a todos, no está sonrisa emanaba maldad.

El elevador paro en el nivel 16, se abrieron las puertas y la mujer que iba sola en el elevador salió de él, la sala del piso 16 era totalmente blanca, los pisos eran blancos, las paredes también lo eran, a excepción de los números en las puertas que eran de color negro, negro azabache.

La mujer con paso decisivo busco la puerta con el número 6 y cuando la hayo entro en esta sin tocar, dentro de la habitación no había nada más que un sillón de cuero color blanco colocado enfrente de un escritorio blanco también que no contenía nada encima. La pequeña oficina no era usada para nada por lo que se podía observar. En las paredes de la habitación no había ningún cuadro colgando, y detrás del escritorio se encontraba una gran pared hecha de cristal, desde donde la mujer estaba parada se podría ver muy bien la torre de Bridge que hacía que los ciudadanos pudieran cruzar el rio Támesis.

Un hombre de ya anciana edad, con un porte de elegancia y delgado se encontraba disfrutando el paisaje cerca del escritorio, vestía un traje gris, se podría decir que usaba un Armani por el estilo de la costura.

-Podría decirme porque la impudencia de entrar sin tocar la puerta? – el hombre canoso se giró para ver a la dama que aún no se había movido de su lugar. La dama podría haberse mostrado sorprendida por la actitud del anciano hacia ella pero la única emoción que demostraba el rostro de la mujer era inexpresiva.

-vamos  a lo importante Emerick, este asunto es de suma importancia, tengo lo que necesito para que la Srta. Sharman lamente haber dejado toda su herencia a cargos de la Sra. Mallete. – la mujer mientras hablaba sacaba de su lujosa cartera de Gucci una billetera. – Cuanto necesitas para que hagas que la empresa quiebre? Sé que ha sido el trabajo de tu vida y que te cuesta mandarlo abajo pero….

Y por primera vez el hombre desde que la mujer había empezado a hablar la callo, y hablo con su acento inglés.

-No necesito de tu dinero, hare esto pero quiero que me cuentes que planeas hacer con esto, porque es riesgoso que la vean conmigo?, no entiendo porque me ha citado, solo para ofrecerme un cheque con un dinero que no valdrá nada cuando me robe todo lo que se necesita para que la compañía quiebre. – El señor hizo un pausa para ver si la dama hablaba pero como no lo hizo el señor continuo – Entonces querida me contara porque planea destruir a la Srt. Sharman y a su madre adoptiva?

La mujer pozo sus manos en su cintura con la billetera aun en la mano, pareció pensar las palabras que diría por un momento y luego volvió a sonreír con la misma sonrisa malvada que mostraba unos momentos antes al espejo del elevador.

-La primera vez que nos vimos Emerick, te explique muy bien que este asunto era confidencial pero bueno he visto que eres de fiar, te diré algo pero no todo, no es necesario, si hundo a la Srta. Sharman podre llegar a la chica y herir a todas sus amistades, y no me refiero a herir pasivamente, oh no mi querido Emerick, ella me pagara cada golpe que su familia me ha dado. – Durante todo ese tiempo que la mujer hablaba la billetera que estaba en sus manos había sido sujetada con una fuerza increíble por la dama, soportando cada palabra que ella decía con asco.

-Porque hace esto? Que le hicieron? – El anciano había hecho una pregunta que nadie debía hacer a esa mujer porque la respuesta siempre era la misma.

-No es de su interés, lo que ellos me hicieron será pronto pagado – y la dama sonrió – espero noticias y te enviare más instrucciones pronto Emerick – y la señora con paso decidido salió de la pequeña oficina que había sido testigo de un crimen que iba a suceder en esos días. 

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